jueves, 10 de enero de 2008

(concurso de libretas)

Hablando de las libretas de apuntes sueltos, Elías Canetti escribió lo siguiente: " Un hombre -y ésta es es su mayor suerte- es un ser plural, múltiple, y sólo puede vivir por cierto tiempo como si no lo fuese. En los momentos en que se ve a sí mismo como esclavo de sus objetivos, no hay sino una cosa capaz de ayudarlo: ceder a la pluralidad de sus inclinaciones y anotar, sin elección previa, lo que le pase por la cabeza".

El profesor animoso, el borracho profesional, la experta en relaciones públicas, la alumna invariablemente juvenil, el comprometido salvador de ballenas, el novio a quien no da vergüenza presentar en público, la consumidora concientizada, todos podemos en algún minuto prodigioso hacer a un lado nuestras asalariadas petrificaciones y enfrentarnos a nuestra libreta privada, que sin clemencia pero con ligereza nos dice: " soy alcohólico, soy un genio, soy un farsante, y eso a nadie le importa, ni siquiera a mí".

Dos puñados de libretas frente a millones de blogs. Y es que, claro, también son portátiles, también se pueden pomposamente intervenir, también sirven como diario, agenda, lienzo o diván. Sin embargo, algunos insisten en preferir lo táctil: palpar la sospechosa mancha real sobre la libreta almenosprovisionalmente real.

Y una cosa más: la libreta no es para consumo generalizado sino de uso personal. Se aprende a leer cuando se escribe, se aprende el énfasis cuando se deja una hoja en blanco.

Hasta que a alguien se le ocurre un concurso y una exposición de libretas... el daño está hecho.


Gabriel Wolfson

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